La quita de deuda es un término relativamente desconocido para muchas empresas, pymes y autónomos que se enfrentan a situaciones de impago, y que puede resultar tentador a primera vista por la oportunidad que representa para el deudor de librarse de parte de la deuda; pero, ¿es realmente una opción ante casos de morosidad? En este artículo queremos aclarar qué es una quita de deuda, o conceptos como qué es una quita hipotecaria o concursal; pero sobre todo, vamos a dejar claro cuándo conviene y cuándo no usar esta opción.
En todo caso, recuerda que si tú o tu empresa os enfrentáis a una situación de impago, la ayuda de profesionales especializados en reclamar el pago de una deuda puede marcar la diferencia entre que recuperes o no el dinero que te corresponde. Si te ves ante este problema y no encuentras solución, en PayPymes somos expertos en lidiar con morosos con muchos años de experiencia consiguiendo que nuestros clientes recuperen lo que es suyo.
¿En qué consiste una quita de deuda?
Una quita de deuda se refiere al acuerdo entre las partes por el cual el acreedor acepta recibir del deudor una cantidad inferior a la totalidad de la deuda pendiente. Se aplica en situaciones donde hay dificultades para pagar la deuda completa, con el objetivo de facilitar o asegurar el pago de la cantidad restante, y puede ser propuesto por cualquiera de las partes.
A priori, un acuerdo de esta índole puede parecer perjudicial para el acreedor; sin embargo, a menudo es la mejor solución si la carga de la deuda o la situación financiera del deudor hace inviable recuperar la totalidad del dinero. De esta forma, mediante un acuerdo el acreedor consigue asegurarse el cobro de al menos parte del dinero, mientras que el deudor ve aliviada parte de su deuda.
¿Qué tipos de quita de deuda hay?
Entre los principales tipos de quita de deuda que pueden darse, destacamos los siguientes:
Quita entre particulares
Entre particulares, la quita de deuda se concibe como un acuerdo entre individuos. El acreedor acuerda perdonar un porcentaje de la deuda, mientras que el deudor acepta un plan de pagos en cuotas para liquidar el saldo pendiente. Generalmente, la reducción de la deuda oscila entre el 30% y el 95%.
Quita bancaria
La quita bancaria ocurre cuando un banco decide reducir la deuda de un cliente para facilitar su pago. No obstante, al lograr una quita bancaria, se generará una marca negativa en el historial crediticio, restringiendo así las futuras oportunidades del deudor para obtener nuevos préstamos. Además, en estos supuestos es importante contar con asesoramiento legal sobre cómo negociar una quita con el banco.
Quita hipotecaria
La quita hipotecaria es una solución para aquellos que enfrentan dificultades con su hipoteca. Si la cuota hipotecaria representa al menos el 60% de los ingresos del deudor, es posible negociar una quita hipotecaria, que implica la cancelación de una parte del monto de la hipoteca. Esta medida se enmarca dentro de la Ley de Segunda Oportunidad, una herramienta legal diseñada para prevenir impagos y ayudar a individuos en condiciones de insolvencia.
Quita de concurso de acreedores
Esta modalidad de la quita de deuda se aplica de forma habitual en situaciones donde una empresa no puede cumplir con sus obligaciones financieras, entrando en un concurso de acreedores. Es posible negociar una quita durante la fase preconcursal para establecer acuerdos y planes de pago que prevengan la declaración de concurso de acreedores. También se puede durante el procedimiento concursal en la fase de convenio, con el objetivo de permitir la continuidad de la empresa o en la fase de liquidación
¿Qué pasa si pago mi deuda con quita?
Como ya mencionamos, pagar una deuda con quita puede aliviar la carga financiera, pero también implica aspectos negativos importantes que hay que examinar con atención. El deudor debe entender las implicaciones legales y financieras de este acuerdo, y si bien una quita puede servir para aliviar la carga de sus deudas, su historial crediticio se verá negativamente afectado, reduciéndose notablemente su capacidad para acceder a nuevas fuentes de financiación.
En el caso del acreedor, una quita supone un “mal menor” en el que asume condonar parte de su deuda esperando así poder recuperar al menos parte de la misma, por lo que no es la fórmula más deseable. Es aquí donde buscar asesoramiento de expertos en casos de impagos y morosidad es fundamental, ya que pueden ayudar al acreedor a través de todo el proceso, asegurando que se respeten sus derechos e intereses.
¿Cómo se negocia una deuda con quita?
Ya explicamos que el proceso de quita de deuda puede ser iniciado tanto por el deudor como por el acreedor; cuando el deudor inicia el proceso, realiza una solicitud formal a sus acreedores para reducir la deuda, evitando así procedimientos judiciales y permitiéndole devolver el dinero según su capacidad.
Un acreedor puede también iniciar el proceso renunciando voluntariamente a parte de su derecho sobre la deuda, lo que le permite recuperar al menos una parte de lo adeudado, evitando el riesgo de quiebra del deudor y las dificultades de cobro asociadas. En caso de acuerdos amistosos -pactos entre las partes para facilitar la quita y el pago de la deuda- será necesario rellenar un modelo de acuerdo de quita de deuda.
Otra opción es recurrir a la Ley de Segunda Oportunidad, por la que individuos y pequeños empresarios pueden buscar soluciones financieras mediante quitas y reestructuraciones de deuda. En este proceso, el deudor debe presentar un plan de pago, que requiere la aprobación de un Juzgado de Primera Instancia o por la vía mercantil, según sea el caso. La ventaja con esta ley, a diferencia de otras quitas, es que si se aprueba el plan propuesto no se generan anotaciones negativas en el historial crediticio del deudor. Por último, en los acuerdos preconcursales o concursales la quita necesita la aprobación judicial. Si una mayoría de acreedores acepta la quita, esta se aplica a todos los involucrados.
Como hemos visto, negociar una quita de deuda requiere una estrategia cuidadosa y una comprensión clara de los derechos y obligaciones de cada parte. Por ello, contar con el respaldo de profesionales con experiencia puede marcar la diferencia entre lograr un buen acuerdo, o arrepentirnos de lo pactado. En PayPymes llevamos más de 20 años de experiencia ayudando a empresas de todos los tamaños ante situaciones de impago. No dejes que los morosos pongan en peligro tu negocio. ¡Habla con nosotros!