Requerimiento notarial: qué es y para qué sirve

Un requerimiento notarial es un instrumento clave cuando debemos enfrentarnos a situaciones de impagos, una realidad no deseada pero desgraciadamente frecuente, especialmente entre empresas y autónomos. Este procedimiento no solo sirve para formalizar la petición de un pago pendiente de manera oficial, sino que también actúa como un paso previo a acciones legales más severas.

Recuerda además que, para solucionar casos de impago, es recomendable contratar un abogado para reclamar impagos y deudas a través de servicios especializados como PayPymes, donde contamos con una amplia experiencia en la reclamación de deudas e impagos a morosos, y podemos asesorarte sobre todos los trámites y medidas necesarios para recuperar tu dinero. Por eso, hablamos en detalle de qué es y para qué sirve un requerimiento notarial.

¿Qué es un requerimiento notarial?

El mandato notarial constituye un acta donde un notario en funciones certifica que una persona se ha presentado ante él con el propósito de solicitar que se notifique a otra parte, específicamente al deudor, la demanda de que realice el pago de una deuda que ya ha expirado. En este contexto, el notario registra el detalle de la solicitud y valida que ha efectuado la notificación personalmente al deudor.

La importancia del requerimiento notarial reside en su capacidad para generar un documento oficial que puede ser utilizado en procedimientos judiciales posteriores, si fuese necesario. Y es que este proceso no solo evidencia la voluntad del acreedor de recuperar lo adeudado, sino que también sirve para formalizar la petición de pago de manera indubitable.

¿Quién puede hacer un requerimiento notarial?

Este acto es un aviso que una persona o entidad emite hacia otra mediante la intervención de un notario. Por tanto, debe ser un notario quien realice el trámite y dé fe de la comunicación entre las partes.

No obstante, en cuanto a quién puede solicitarlo, cualquier persona física o jurídica que pretenda reclamar el cumplimiento de una obligación puede solicitarlo: esto incluye empresas, pymes, y autónomos que busquen una forma efectiva y legal de exigir el pago de deudas.

La universalidad del requerimiento notarial como herramienta de reclamación lo convierte en un recurso valioso para cualquier sector, pero muy especialmente ante casos de morosidad, al facilitar la gestión de impagos de acuerdo con la legislación vigente.

¿Cuál es el coste de un requerimiento notarial?

Es el requirente quien debe asumirlos gastos del requerimiento notarial, según el Reglamento Notarial vigente. En cuanto al coste de un requerimiento notarial, el precio de un acta notarial de este tipo varía pero suele rondar los 100 o 150 euros. No obstante, el precio puede ser mayor en los siguientes casos:

  • Múltiples visitas al notario: si el proceso requiere varias visitas al notario, el coste aumentará.
  • Requerimiento extenso: si el requerimiento es muy largo, el precio también se incrementará.
  • Documentos adicionales: si se incluyen documentos extensos en el acta notarial, el coste final será mayor.

¿Quiénes intervienen en un requerimiento notarial?

En el proceso de un requerimiento notarial intervienen principalmente tres partes:

  • el solicitante (quien realiza la petición)
  • el deudor (a quien se dirige la petición)
  • el notario (que certifica el acto)

El notario juega un papel crucial al asegurar que la comunicación entre las partes sea formal, legítima y quede debidamente registrada, otorgando al documento una validez legal indiscutible. Este acto, conocido en derecho civil también como acta de interpelación notarial, es fundamental para que el proceso tenga la formalidad y seriedad necesarias.

¿Cómo se lleva a cabo el proceso?

El proceso de realizar un requerimiento notarial comienza con la solicitud del interesado (el acreedor) ante un notario, quien a su vez se encargará de redactar el documento. Este proceso se debe llevar a cabo respetando el reglamento notarial vigente, asegurando la transparencia y la legalidad del acto.

Posteriormente, la notificación al deudor suele realizarse mediante correo certificado o cualquier otro medio que permita dejar constancia de su recepción, garantizando así que el mensaje haya sido efectivamente entregado. No obstante, el notario puede también acudir en persona al domicilio del requerido, o a otra dirección en la que se encuentre, para entregarle el requerimiento.

Una vez notificado, el requerido tiene derecho a responder al requerimiento notarial en el acta, pero sin incluir otros requerimientos o información en la misma. Debe hacerlo dentro de dos días hábiles desde la recepción de la notificación, ya sea de manera personal o por correo postal.

Si el notario se encuentra con la negativa del deudor a recibir la cédula de notificación, se hará constar en acta y se dará por realizada la notificación, considerando así que el requerido (o su representante) conocen de la misma.

¿Qué pasa si no se contesta a un requerimiento notarial?

Ignorar esta notificación puede tener consecuencias serias para el deudor, incluyendo la posibilidad de enfrentarse a acciones legales más severas. La falta de respuesta es interpretada como una negativa a cumplir con la obligación (en este caso, a pagar la deuda), lo que facilitará al acreedor la puesta en marcha de procedimientos judiciales para reclamar el dinero.

¿Qué puedo hacer ante un caso de morosidad?

El requerimiento notarial es una opción a considerar ante un caso de morosidad, proporcionando un medio eficaz y legal para reclamar el cumplimiento de obligaciones financieras. No solo establece una demanda formal y legal, sino que también sirve de precursor a acciones judiciales si fuese necesario. Enfrentados ante la posibilidad de acciones legales más serias, normalmente los morosos se muestran dispuestos a negociar las condiciones del pago y a solucionar la disputa por vía amistosa y extrajudicial.

Si nos encontramos sin embargo con la negativa del deudor a reconocer o a asumir la deuda, puede ser necesario acudir a los tribunales e iniciar los trámites para reclamar la deuda por vía judicial, un proceso más largo y complicado. En cualquier caso, tanto si optamos por la vía amistosa como por la judicial, es fundamental contar con el respaldo de profesionales con experiencia y especializados en tratar casos de morosidad.

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